¿Por qué un libro de Escritura Creativa?
¿Es posible? ¿Necesario? Desde el momento en que este libro está en sus manos, creemos que sí, que es posible y necesario. Salvo que usted haya sido obligado por ley a comprar este libro, lo que lamentablemente para mí no es así. Ahora bien, ¿se puede transmitir la creatividad? ¿Se puede enseñar? ¿Se puede encauzar?Usted me hace muchas preguntas para contestarlas aquí. En el libro encontrará estas respuestas.
Este libro está pensado para aquellos que quieren desarrollar sus habilidades en la escritura y se sienten bloqueados; para los que escriben regularmente pero quieren indagar en otras posibilidades expresivas. También para los que sienten que la escritura puede ser una forma –otra forma–, de expresión personal. Y para curiosos que se preguntan ¿qué es esto de la escritura creativa?
Propongo en este libro de Escritura Creativa algunas reflexiones –pocas– sobre la creatividad y la escritura. Comento algunos ejemplos frutos de las plumas de grandes escritores; luego sugiero propuestas para ejercitarse en los distintos recursos; invito a reflexionar sobre algunos temas; y, finalmente, les expongo mis dudas y sentimientos sobre la tarea; dudas y sentimientos en los que, supongo, usted me acompaña.
Si esto le parece interesante, lo invito a nadar en este mar de sugerencias, ideas y ejemplos. Si finalmente, por alguna razón decide no escribir, al menos, creo, no la pasará tan mal leyendo este libro.
EL POR QUÉ DE ESTE LIBRO (prólogo)
Plinio —no sé cuál de los dos escritores romanos, si el viejo o el joven— escribió hace varios miles de años, cuando por cierto había pocos libros, que “no hay libro, por malo que sea, que no tenga alguna cosa buena”. Es decir, que si usted está leyendo este libro plácidamente en su casa y esperaba algo bueno de él, ya tiene su primer consuelo: alguna cosa buena –por lo menos una– está llegando a sus manos. Si, en cambio, usted está leyendo esto en la librería, de pie, incómodo, con esa carpeta que no puede retener debajo de su brazo, decídase, hágale caso a Plinio y compre el libro, “alguna cosa buena tendrá”.
¿Por qué un libro de escritura creativa? ¿Es posible? Desde el momento en que este libro está en sus manos, creemos que sí, que es posible. Ahora bien, ¿se puede transmitir la creatividad? ¿Se puede enseñar? ¿Se puede encauzar?
Quizá el siguiente decálogo sobre los motivos que me llevaron a escribir este libro pueda responder a algunas de las inquietudes del lector o lectora:
Uno. Si usted compró un libro de escritura creativa es porque no se siente un negado; en otras palabras, usted admite (o sospecha) que la creatividad puede despertarse. La creatividad —piensa— está allí dentro (dentro suyo me refiero) y tiene razón. Este libro, por lo tanto, necesita contar con usted: con su esfuerzo, su constancia y su creatividad.
Dos. Si usted compró un libro de escritura, es porque algún bichito le picó. Hay libros de jardinería, de origami, de desarrollo de la musculatura de ciertas partes del cuerpo y de bordado con vainilla, entre tantos otros. Si eligió éste, es porque, si bien tiene alguna dificultad a la hora de escribir, siente (cree, piensa) que puede hacer algo por usted mismo; en esto coincidimos.
Tres. Si eligió este libro es porque piensa que la creatividad es desarrollable (ver punto uno) y porque le gusta escribir (ver punto dos), pero reconoce alguna traba en su puerta (por el lado de adentro) y está buscando la llave. El propósito entonces es que encontremos juntos la llave, que por cierto la tiene usted y no yo (¡a mí, que me revisen!).
Cuatro. No recuerdo qué era, pero era muy interesante. Cuando me acuerde, lo escribo.
Cinco. Usted habrá visto uno, o dos, o treinta y cinco libros sobre creatividad, y no se le ha movido un pelo. A mí me pasa lo mismo. Salvo cuando leo al aire libre, que sí se me mueven los pelos. Entonces pensé que no tenía sentido ponerse a consignar teorías ni fórmulas, sino que debía encarar un libro de propuestas, ejercicios, sugerencias, ejemplos. Y a eso me aboqué (de todos modos, si lo lee al aire libre, seguro que este libro le mueve un pelo).
Seis. La mayor parte de estos ejercicios han sido experimentados en grupos de creatividad. Algunos dan resultados extraordinarios; otros, solo ordinarios. Algunas personas prefieren unos en detrimento de otros; y otras personas, prefieren otros en detrimento de unos. En síntesis: no todos los ejercicios deben ser, necesariamente, para todos.
Siete. El trabajo grupal, el intercambio, la conversación, la risa y el aliento son fundamentales para el desarrollo de la creatividad, pero muchos de nosotros somos muy tímidos como para exhibirnos tan impúdicamente —¡¿Escribir?! ¡Qué horror!!— frente a los demás; por eso, este taller “a domicilio” puede ser un buen recurso para aquellos que no quieren mostrarse; por lo menos, no tan de repente.
Ocho. La creatividad no es atributo de unos pocos. Todos somos creativos en algo. O podemos serlo. Quizá no lo seamos en la escritura, pero para eso hemos pensado, creativamente, en este taller de bolsillo.
Nueve. Si quiere ser creativo, olvídese de esta palabra. Trate de abrir los ojos a lo que lo rodea, mire las cosas más comunes con nuevos ojos. Si puede descubrir las cosas nuevas que hay en las cosas viejas, usted está pensando creativamente.
Diez. Lea este libro con tiempo y paciencia. Disfrútelo si es posible. Luego intente seguir las consignas. Lo bueno es que está trabajando en silencio y con usted mismo. Nadie lo corre, ni lo censura ni lo controla. Este es un espacio donde usted hace lo quiere. Y lo mejor de todo: nadie puede decirle qué está bien ni qué está mal, porque nada está mal o bien. Las cosas que usted genere, simplemente son. Por un ratito, siéntase Dios.
Al final de este decálogo, compruebo con satisfacción y tranquilidad, que si no hubiera sido por el punto cuatro —con el quedo en deuda—, habría ofrecido un decálogo de nueve puntos, lo que hubiera sido sin duda muy creativamente censurado.
¿Por qué un libro de escritura creativa? ¿Es posible? Desde el momento en que este libro está en sus manos, creemos que sí, que es posible. Ahora bien, ¿se puede transmitir la creatividad? ¿Se puede enseñar? ¿Se puede encauzar?
Quizá el siguiente decálogo sobre los motivos que me llevaron a escribir este libro pueda responder a algunas de las inquietudes del lector o lectora:
Uno. Si usted compró un libro de escritura creativa es porque no se siente un negado; en otras palabras, usted admite (o sospecha) que la creatividad puede despertarse. La creatividad —piensa— está allí dentro (dentro suyo me refiero) y tiene razón. Este libro, por lo tanto, necesita contar con usted: con su esfuerzo, su constancia y su creatividad.
Dos. Si usted compró un libro de escritura, es porque algún bichito le picó. Hay libros de jardinería, de origami, de desarrollo de la musculatura de ciertas partes del cuerpo y de bordado con vainilla, entre tantos otros. Si eligió éste, es porque, si bien tiene alguna dificultad a la hora de escribir, siente (cree, piensa) que puede hacer algo por usted mismo; en esto coincidimos.
Tres. Si eligió este libro es porque piensa que la creatividad es desarrollable (ver punto uno) y porque le gusta escribir (ver punto dos), pero reconoce alguna traba en su puerta (por el lado de adentro) y está buscando la llave. El propósito entonces es que encontremos juntos la llave, que por cierto la tiene usted y no yo (¡a mí, que me revisen!).
Cuatro. No recuerdo qué era, pero era muy interesante. Cuando me acuerde, lo escribo.
Cinco. Usted habrá visto uno, o dos, o treinta y cinco libros sobre creatividad, y no se le ha movido un pelo. A mí me pasa lo mismo. Salvo cuando leo al aire libre, que sí se me mueven los pelos. Entonces pensé que no tenía sentido ponerse a consignar teorías ni fórmulas, sino que debía encarar un libro de propuestas, ejercicios, sugerencias, ejemplos. Y a eso me aboqué (de todos modos, si lo lee al aire libre, seguro que este libro le mueve un pelo).
Seis. La mayor parte de estos ejercicios han sido experimentados en grupos de creatividad. Algunos dan resultados extraordinarios; otros, solo ordinarios. Algunas personas prefieren unos en detrimento de otros; y otras personas, prefieren otros en detrimento de unos. En síntesis: no todos los ejercicios deben ser, necesariamente, para todos.
Siete. El trabajo grupal, el intercambio, la conversación, la risa y el aliento son fundamentales para el desarrollo de la creatividad, pero muchos de nosotros somos muy tímidos como para exhibirnos tan impúdicamente —¡¿Escribir?! ¡Qué horror!!— frente a los demás; por eso, este taller “a domicilio” puede ser un buen recurso para aquellos que no quieren mostrarse; por lo menos, no tan de repente.
Ocho. La creatividad no es atributo de unos pocos. Todos somos creativos en algo. O podemos serlo. Quizá no lo seamos en la escritura, pero para eso hemos pensado, creativamente, en este taller de bolsillo.
Nueve. Si quiere ser creativo, olvídese de esta palabra. Trate de abrir los ojos a lo que lo rodea, mire las cosas más comunes con nuevos ojos. Si puede descubrir las cosas nuevas que hay en las cosas viejas, usted está pensando creativamente.
Diez. Lea este libro con tiempo y paciencia. Disfrútelo si es posible. Luego intente seguir las consignas. Lo bueno es que está trabajando en silencio y con usted mismo. Nadie lo corre, ni lo censura ni lo controla. Este es un espacio donde usted hace lo quiere. Y lo mejor de todo: nadie puede decirle qué está bien ni qué está mal, porque nada está mal o bien. Las cosas que usted genere, simplemente son. Por un ratito, siéntase Dios.
Al final de este decálogo, compruebo con satisfacción y tranquilidad, que si no hubiera sido por el punto cuatro —con el quedo en deuda—, habría ofrecido un decálogo de nueve puntos, lo que hubiera sido sin duda muy creativamente censurado.
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